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Todos tenemos el compromiso de asumir la responsabilidad, de responder como Hijos de Dios ,buscando siempre lo más perfecto, lo más bueno y rechazando todo mal . El cristiano solo se pone mal cuando ofende a los hermanos y no por el mal recibido,

viernes, 23 de julio de 2010

San Francisco Solano López . Se inicia el año dedicado al santo.


Francisco Solano López nació el 24 de julio de 1826 en Manorá, Asunción. Fue el primero de los cinco hijos legítimos de Don Carlos Antonio López y doña Juana Carrillo. Sus hermanos fueron Inocencia, casada luego con el General Vicente Barrios; Venancio; Rafaela, quien contrajo matrimonio con don Augusto Acevedo Pedra; y Benigno. Su padrino fue don Lázaro Rojas Aranda. Realizó sus primeros estudios con el maestro argentino Juan Pedro Escalada y, más tarde, con el jesuita Bernardo Parés. Tenía quince años cuando su padre accedió a la vida pública tras el fallecimiento del dictador Francia. Leía mucho, aprendió a hablar correctamente el francés y algo de inglés aún antes de su viaje a Europa. Ingresó muy joven al ejército, que en esa época era muy precario, siendo precisamente obra suya la optimización y profesionalización del mismo. En 1845, era ya coronel y al año siguiente fue nombrado comandante del cuerpo expedicionario cuando la Alianza suscrita por el Paraguay con la provincia de Corrientes por el tratado del 2l de noviembre de 1845, determinó la ayuda militar. Dice Arturo Bray: «En 1846 estaban ya frente a frente y en son de guerra, las provincias de Corrientes y Entre Ríos; esto es, Madariaga, gobernador de la primera, y el general Urquiza, por aquel entonces hombre de Rosas y sostenedor de su dictadura». Formó un ejército de 4200 hombres que debía ponerse bajo las ordenes del general Paz en Villa del Pilar. Allí conoció a Juanita Pesoa, de quien tendría tres hijos naturales. Antes de la partida, el ejército realizó el primer juramento a la bandera paraguaya, creada por ley del 25 de noviembre de 1842. El cuerpo expedicionario regresó a Paraguay, en 1846, sin haber entrado en combate. En el año 1849, fue comandante de la división paraguaya que reocupó las Misiones al sur del Paraná y, posteriormente, fue nombrado jefe del ejército nacional, con asiento en Pilar.
En 1853, con el cargo de brigadier general partió en misión especial a Europa. El objetivo era establecer relaciones diplomáticas con Gran Bretaña, Francia, Prusia y Cerdeña, pero también el objetivo era adquirir barcos y armamentos. En París, conoció a la irlandesa Elisa Alicia Lynch, quien sería su compañera y la madre de sus hijos. Durante su misión, firmó un contrato de colonización para establecer una colonia Nueva Burdeos, en el actual asiento de Villa Hayes y adquirió el buque «Tacuarí» y armamentos en Inglaterra. Regresó a fines de 1854. En 1856, fue destacado para viajar a Río de Janeiro con el fin de establecer un tratado con el canciller Paranhos sobre navegación de los ríos. A causa de una enfermedad fue reemplazado por José Berges. Fue nombrado Ministro de Guerra ese mismo año. En 1858, actuó como plenipotenciario especial para efectivizar el tratado con Paranhos, en Asunción.
El 27 de setiembre de 1859, partió de Asunción a bordo del «Tacuarí», acompañado por un séquito formado por el mayor José María Aguiar, el capitán Rómulo Yegros y los alféreces José Díaz y Pedro Duarte con la misión de mediar en el conflicto entre los gobiernos de Paraná y Buenos Aires. El acuerdo firmado el 11 de noviembre y que se conoce como el Pacto de San José de Flores establecía que Buenos Aires se declara integrante de la Confederación Argentina siendo la República del Paraguay el garante del cumplimiento del convenio solicitado tanto por el Excelentísimo Presidente de la Confederación Argentina como por el Excelentísimo Gobierno de Buenos Aires. López recibió altos honores y el titulo de «pacificador», de parte de los generales Mitre y Urquiza, entre otras personalidades argentinas. De regreso al país se abocó a organizar un moderno ejército disciplinado, visitando constantemente la fortaleza de Humaitá (cuyas ruinas siguen hoy), recién construida. A mediados de 1862, fue designado sucesor de su padre en el gobierno en caso de acefalía, hasta tanto se reuniera un Congreso para elegir un nuevo mandatario. El 10 de setiembre, muere Don Carlos Antonio López. Francisco Solano, Ministro de Guerra, asume provisoriamente. El 16 de octubre de 1862, el Congreso lo eligió presidente por un periodo de 10 años.
Durante los primeros 3 años, su gobierno se caracteriza por una intensa actividad en la administración pública, se prolongó el ferrocarril (el primero de Sudamérica) hasta Pirayú, se inició la construcción del Palacio de Gobierno, del Oratorio de la Virgen de Asunción y del Teatro Nacional. Se fundaron nuevas escuelas y se otorgaron becas a jóvenes estudiantes para Europa. Creó un nuevo campamento en Cerro León, en el que reunió a cinco mil soldados. El Brasil estaba interviniendo abiertamente en la política interna del Uruguay apoyando al general Flores y a su partido colorado. Ante un pretendido conflicto en la frontera de Río Grande do Sul, Brasil envió a José A. Saraiva para exigir reparaciones al gobierno uruguayo. Vázquez Sagastume, ministro uruguayo, sin autorización del gobierno (según algunos autores), requirió el 13 de junio de 1863, la mediación del Paraguay en el conflicto entre el Uruguay y el Brasil. El gobierno paraguayo informó a Brasil que aceptaba ejercer la mediación solicitada por el ministro uruguayo. Mientras tanto en Uruguay la mediación estaba a cargo de un tercero, formado por el ministro inglés Thorton, el canciller argentino Elizalde y el representante brasileño Saraiva, que trataba de poner fin a la guerra civil (uruguaya) entre blancos y colorados. Brasil respondió que consideraba innecesaria su mediación y el gobierno uruguayo declaró que no precisaba de los buenos oficios del gobierno paraguayo.
Poco después Brasil inició los actos de agresión contra el gobierno blanco del Uruguay, López , confirmó su temor de que Brasil extendiera su imperio primero en Uruguay y luego en Paraguay, ante la no clarificación de los hechos por parte del ministro imperial Sauvan Vianna de Lima. El 30 de agosto, en una nota dirigida a Lima, por el canciller Berges señalaba que el gobierno de la República del Paraguay consideraba cualquier ocupación del territorio oriental por fuerzas imperiales como atentatorio al equilibrio de los Estados del Plata y que esta situación interesaba a la República del Paraguay como garantía de su seguridad, paz y prosperidad. Brasil invadió a Uruguay. El gobierno paraguayo secuestró el buque «Marqués de Olinda», que el 10 de noviembre de 1864 entraba a la rada de Asunción. El día 12, Berges comunicó al representante brasileño que quedaban rotas las relaciones diplomáticas y prohibida la navegación de los ríos de la República a los brasileños.
La campaña de Matto Grosso, fue confiada al general Vicente Barrios y partió el 24 de diciembre de 1864 con 3200 hombres en cinco vapores y tres goletas. El objetivo se cumplió con éxito.
Para llegar al estado brasileño de Río Grande do Sul, López, debía necesariamente cruzar por el territorio argentino. Informó entonces a Urquiza advirtiendo que ese cruce necesario no era «una amenaza a las provincias amigas de Entre Ríos y Corrientes, ni al gobierno nacional argentino». El general Urquiza expresó su apoyo a López , y le aconsejó solicitar oficialmente el tránsito al gobierno de Buenos Aires. El 14 de enero de 1865, Berges solicitó al canciller Elizalde que «los ejércitos de la República del Paraguay puedan transitar el territorio argentino de la provincia de Corrientes en el caso de que a ello fuesen obligados por las operaciones de la guerra...».
El Congreso extraordinario del 5 de marzo nombró a López, Mariscal de los Ejércitos de la República, creó la Orden Nacional del Mérito, autorizó la contratación de un préstamo y el 17 de ese mes, ante la noticia que la Argentina había permitido la subida del río Paraná a la escuadra brasileña del almirante Tamandaré que venia a bloquear Tres Bocas, autorizó la declaración de guerra al gobierno argentino.
Una columna paraguaya al mando del general Robles atacó y ocupó la ciudad de Corrientes avanzando hacia el sur. El 1° de mayo de 1865 el canciller argentino Elizalde, el representante brasileño Octaviano y el uruguayo Carlos de Castro firmaron el tratado secreto de la Triple Alianza. Salió de Encarnación otro ejército a las órdenes del teniente coronel Antonio de la Cruz Estigarribia. El Mariscal López trasladó su Cuartel General a Humaitá. A fines de junio, el general Robles fue sometido a proceso y fusilado por indisciplina. Lo reemplazó el general Resquín. La división del teniente coronel Estigarribia se había apoderado de Uruguayana y su segundo Duarte ocupado Paso de los Libres. El 17 de agosto, el destacamento Duarte fue casi exterminado en la batalla de Yatay. Los aliados se concentraron luego sobre Uruguayana y el 19 de setiembre, Estigarribia se rindió.
Se evacuó el territorio de Corrientes y se establecieron en Paso de Patria. Se inicia la segunda etapa de la guerra, cuyas campañas más destacadas son las de Humaitá, Pikysyry y Las Cordilleras. La victoria de Curupayty frena la ofensiva aliada. El ejército paraguayo pelea en Corrales, Estero Bellaco, Tuyuty, Yatayty-Corá, Boquerón y Sauce. Cae Humaitá y López traslada su Cuartel General a San Fernando al norte del río Tebicuary. Una serie de informes llegados de Asunción, hacen que el gobierno acuse de conspiración y connivencia con el enemigo a figuras principales y se crean los tribunales que sentencian como culpables a los hermanos del Mariscal, Venancio y Benigno, sus dos cuñados Saturnino Bedoya y el General Barrios, al Canciller Berges, al Obispo Palacios y a centenares de hombres y mujeres. Es señalado como cabeza de la conspiración el ministro norteamericano Washburn junto con los cónsules de Francia, Italia y Portugal. De junio a diciembre de 1869 fueron fusiladas casi 400 personas. Los extranjeros debieron abandonar el país. Después vendrán heroicas batallas.
El 14 de febrero de 1870, el ejército se retira hasta Cerro Corá. Una columna brasileña despachada desde Concepción al mando del general Correa da Cámara se enfrenta el primero de marzo con el ejército de 200 hombres del Mariscal López. Fue herido de un lanzazo en el bajo vientre y de un sablazo en la frente. Auxiliado llega a orillas del río Aquidabán, y donde es alcanzado por el General Correa da Cámara, quien le intima a que se rinda. El Mariscal López se batió sable en mano hasta el final. Su última frase sigue siendo hasta la fecha una materia de controversia. Algunos historiadores señalan que dijo: «¡Muero por la Patria!» y otros: «¡Muero con la Patria!». Negándose a entregar su espada fue herido por otro soldado que lo ultimó de un tiro al corazón.

domingo, 18 de julio de 2010

Beata Isabel de la Trinidad, mística Carmelita.

ELEVACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

“Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayúdame a olvidarme totalmente de mí para establecerme en Ti, inmóvil y tranquilo, como si ya mi alma estuviera en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Ti, oh mi inmutable, sino que cada minuto me sumerja más en la hondura de tu Misterio.

Pacifica mi alma, haz de ella tu cielo, tu morada de amor y el lugar de tu descanso. Que en ella nunca te deje solo, sino que esté ahí con todo mi ser, todo despierto en fe, todo adorante, totalmente entregado a tu acción creadora.

Oh mi Cristo amado, crucificado por amor, quisiera ser, en mi alma, una esposa para tu Corazón, quisiera cubrirte de gloria, quisiera amarte..., hasta morir de amor. Pero siento mi impotencia: te pido ser revestido de Ti mismo, identificar mi alma con cada movimiento de la Tuya, sumergirme en Ti, ser invadido por Ti, ser sustituido por Ti, para que mi vida no sea sino irradiación de tu Vida. Ven a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador.

Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios, quiero pasar mi vida escuchándote, quiero volverme totalmente dócil, para aprenderlo todo de Ti. Y luego, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas mis impotencias, quiero fijar siempre la mirada en Ti y morar en tu inmensa luz.

Oh Astro mío querido, fascíname, para que ya no pueda salir de tu esplendor.

Oh Fuego abrazador, Espíritu de amor, desciende sobre mí, para que en mi alma se realice como una encarnación del Verbo: que yo sea para Él como una prolongación de su Humanidad Sacratísima en la que renueve todo su Misterio.

Y Tú, oh Padre, inclínate sobre esta pobre criatura tuya, cúbrela con tu sombra, no veas en ella sino a tu Hijo Predilecto en quien tienes todas tus complacencias.

Oh mis Tres, mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita, Inmensidad en que me pierdo, me entrego a Vos como una presa. Sumergíos en mí para que yo me sumerja en Vos, hasta que vaya a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas”

Beata Isabel de la Trinidad

viernes, 16 de julio de 2010

"Jesús, aquí está Juan el lechero"

Qué es ser santo según el fundador del Opus Dei?

Beata Teresa de San Agustín Lindoine y compañeras 17 de julio. Martires

En París, capital de Francia, beatas Teresa de San Agustín (María Magdalena Claudina) Lindoine y quince compañeras, vírgenes del Carmelo de Compiègne y mártires, que durante la Revolución Francesa se mantuvieron fieles a la observancia monástica y ante el patíbulo renovaron las promesas bautismales y los votos religiosos. Cuyos nombes son: beatas María Ana Francisca de San Luis Brideau, María Ana de Jesús Crucificado Piedcourt, Carlota de la Resurrección (Ana María Magdalena) Thouret, Eufrasia de la Inmaculada Concepción (María Claudia Cipriana) Brard, Enriqueta de Jesús (María Gabriela) de Croissy, Teresa del Corazón de María (María Ana) Hanisset, Teresa de San Ignacio (María Gabriela) Trézelle, Julia Luisa de Jesús (Rosa) Chrétien de Neufville, María Enriqueta de la Providencia (Ana) Pelras, Constancia (María Genoveva) Meunier, María del Espíritu Santo (Angélica) Roussel, María de Santa Marta Dufour, Isabel Julia de San Francisco Vérolot, Catalina y Teresa Soiron.

miércoles, 14 de julio de 2010

sábado, 10 de julio de 2010

ACTO DE CONTRICIÓN

Ecce Homo (Murillo)

Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
Creador, Padre, Redentor mío,
por ser tú quien eres, bondad infinita,
y por que te amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberte ofendido.


Ayudado de tu divina gracia,
propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta,
para el perdón de mis pecados.



Amen.

¿QUIÉN ME ENSEÑÓ A ORAR?

Después de este rodeo biográfico, es hora de volver a las palabras de Lucas, que explican mi vida hoy. Sin embargo, era importante dar este rodeo para comprender cómo el Espíritu Santo forma a un hombre en la oración y le hace descubrir en esta oración su vocación última. A menudo se piensa que basta ser llamado a la oración, tener el deseo y la voluntad de orar, para ser hombre de oración. En esto nos equivocamos rotundamente; son las pruebas sobre todo las que nos enseñan a orar.

Nunca tocamos suficientemente a fondo la miseria para clamar a Dios, pues el grito que llega de lo profundo es siempre escuchado.

Todavía hoy, después de haber suplicado tanto y de encontrarme en un estado en el que no tengo más solución de recambio que la oración, estoy íntimamente persuadido de que apenas he comenzado a suplicar. Cualesquiera que sean los gritos de angustia arrancados a nuestro corazón de piedra, no son nada al lado de lo que el Señor espera de nosotros en materia de súplica. Con un toque de humor, casi podríamos decir que ni siquiera hemos comenzado a suplicar. No soy yo quien lo dice, sino el mismo Jesús, que amonesta a sus apóstoles con estas palabras: Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestra dicha sea completa (Jn 16,24).

Pero reconozco también que no sabría nada de la oración de súplica, de la que tantos religiosos, e incluso sacerdotes, no conocen gran cosa, cuando no la critican incluso, si no hubiera pasado por las pruebas que he experimentado. Y en este sentido doy gracias a Dios por haberme hecho pasar por ahí, pues era el único medio de sumirme en la oración. Una historia que ya he contado en La oración del corazón permitirá comprenderlo.

Se trata de Máximo, un joven griego, que oye la llamada a ir al desierto para realizar las palabras de Jesús: Hay que orar siempre sin desfallecer. Se va, y el primer día todo marcha bien. Se pasa el día rezando el padrenuestro y el avemaría. Pero se pone el día, oscurece y comienza a ver surgir formas y brillar ojos en la espesura. Entonces le invade el miedo, y su oración se hace más insistente: Jesús, hijo de David, ten compasión de mi, pecador. Y se duerme. Al despertarse por la mañana, se pone a rezar como la víspera; pero, como es joven, siente hambre y sed, y ha de alimentarse. Entonces comienza a pedir a Dios que le proporcione alimento; y cada vez que encuentra una baya, dice: "Gracias, Dios mío". Vuelve la tarde con los terrores de la noche, y se pone a rezar la oración de Jesús. Poco a poco se habitúa a los peligros exteriores: el hambre, el frío y el sol; pero, como es joven, siente tentaciones de todas clases en su corazón, en su alma y en su espíritu. Habituado ya a la lucha, repite la oración de Jesús. Se suceden los días, los meses y los años, y también el mismo ritmo de tentaciones, de oración, de pruebas, de caídas y de levantarse. Un buen día, al cabo de catorce años, van a verle sus amigos, y comprueban con estupefacción que está siempre orando. Le preguntan: "¿Quién te ha enseñado la oración continua?". Y Máximo les responde: "Sencillamente, los demonios".

Al contar esta historia, monseñor Antoine Bloom decía: "En este sentido, la oración continua es más fácil en una vida activa, en la que uno se siente hostigado por todas partes, que en una vida contemplativa, donde no existen preocupaciones". Las pruebas, las angustias, los sufrimientos y los peligros es lo que engendra la perseverancia, la cual nos impulsa a la oración incesante.

Pero queda otro paso por dar. Nos puede gustar rezar, e incluso rezar mucho, como el joven Máximo, bajo el peso de las tribulaciones y de la gracia; pero de ahí a ser de los elegidos que claman a Dios día y noche hay todavía un abismo. El impulso a hacerlo no proviene de nosotros, sino de una llamada especial del Espíritu, que, a menudo sin nosotros saberlo, nos coloca en un estado en el que no se puede hacer otra cosa que orar. Los que son llamados a ello actualizan hoy un aspecto muy preciso de la vida de Jesús: su oración apartada, de noche como de día, por la mañana antes del alba o entrada la noche. Lo mismo que otros se sienten llamados a actualizar su ministerio de anuncio del reino mediante la palabra y los signos de curación y de liberación realizados en los enfermos y los posesos. Ningún apóstol puede pretender reproducir él solo la vida total de Cristo. El que lo pretendiera no haría nada en absoluto. Al cristiano adulto se lo reconoce en que, deseando abarcar lo universal, encuentra la alegría y el descanso del corazón en limitarse a una tarea precisa, por ínfima que sea, como lo decía san Ignacio.

Jean Lafrance

martes, 6 de julio de 2010

Dialogos de Jesus con Sor Faustina (Divina misericordia)

La Virgen Maria de Medjugorje - Apariciones - Ivan Dragicevic, Parte 2 de 3

Sneijder se hace católico por amor

Miércoles, 23 de Junio de 2010


Sneijder se hace católico por amor


El jugador holandés del Inter de Milán, Wesley Sneijder, se bautizó en la Pinetina Appiano Gentile poco antes de viajar a Sudáfrica para disputar el Mundial de Sudáfrica para poder casarse por la Iglesia con su novia Yolanthe Cabau, holandesa nacida en Ibiza.

Aunque el holandés dice que tomó la decisión tras una experiencia con sus compañeros del Inter, la verdad es que también influyó mucho su novia, creyente, quien le regaló un rosario que siempre lleva en el cuello.


El jugador siguió un curso de catecismo para adultos, según informan los medios holandeses 'RKK' y 'De Volkskrant'. AS